Hace 19 años y medio, llegó a mi vida el ser más hermoso y luminoso del Universo, mi hija Aida, llegó ante un maremágnum de situaciones que supondrían un cambio radical de mi vida, pasando a ser mi hija el motor que me movía cada mañana.
Cuando acudí al Registro Civil para inscribirla y obtener nuestro libro de familia, me obligaron a poner un nombre de pila masculino a modo de «padre», según me explicaron, para que la niña no se sintiese discrimanda cuando se sacase su DNI. Éste fue mi despertar ante lo que suponía burocrática y socialmente ser madre soltera.
Intenté negarme a dicho atropello sin conseguir nada, ya que la Ley decía que era un derecho del bebé y una obligación para la madre.
Cuando mi hija fue creciendo y obtuvo su primer DNI me preguntaba continuamente el pq de ese nombre masculino dónde no debería existir ninguno más que el mío. Intentas explicar la situación dada pero es difícil hacer entender algo que tú misma no comprendes, así que cuando cambió la Ley, permitiendo algo tan sencillo como poner sólo el nombre de la madre, fui al Juzgado a solicitar lo que es de justicia y sentido común, la respuesta fue que tenía que ir a un notario para hacer yo un escrito en el que se explicase pormenorizadamente el porqué de mi petición, llevarlo, lo estudiarían y decidirían sobre mi petición. En ese momento priorice otras cosas más acuciantes que gastar tiempo y dinero en un notario para quitar dicho ateopello.
Recientemente le tocaba renovación del DNI y me recordó el hecho de que quería quitar en su DNI ese nombre ficticio, ahora si, ya como adulta y actuando de motu propio, realizamos los tramites de ir al registro civil, de allí al juzgado, del juzgado a la comisaría, de la comisaría pidieron permiso a Madrid y por fin… ¡¡¡
Mi hija consiguió su ansiado DNI!!!
Lloraba de alegría al ver su nuevo, reluciente y ¡¡¡justo DNI!!! Y me decía, mira mamá, ¡¡¡por fin sólo estás tú!!!
Que emocionante el momento de mi hija, y que triste pensar como ha podido sentirse éstos años atrás con esta situación para que algo, quizá para los demás sin importancia, la emocionase de ese modo. Esto muestra lo importante que es seguir el camino de la reivindicación para alcanzar lo que por sentido común y naturaleza ya debería ser.
Seguimos y seguiremos caminando para conseguir mejorar la vida de todas las familias monoparentales, en nuestra Comunidad y a nivel Nacional, porque sólo así los cambios se hacen realidad.
Dedicado con mucho amor a mi preciosa Aida.
Cristina R.
